Corrección del estrabismo en la Clínica oftalmológica y estética Delgado, de Jaén. Usamos coloquialmente el termino de estrabismo para describir la desviación y perdida de paralelismo de los ojos, también llamada vulgarmente “bizquera”. Como suele aparecer en los primeros años de la vida (salvo que venga provocada por otra patología ocular o sistémica), etapa en la que se desarrolla nuestra binocularidad, ésta se vera interrumpida y alterada, produciendo si no se trata a tiempo la aparición de ambliopía u “ojo vago” en el ojo dominado (más torcido). En la Clínica oftalmológica y estética Delgado, de Jaén, sabemos que el 15% de la población infantil sufre problemas de visión en los primeros seis años de edad y que si abrimos el abanico cronológico entre los 4 y 14 años esta cifra sube hasta el 20%, lo cual supondría unos 100.000 niños afectados por año. Vea al respecto la entrevista al Doctor Delgado en el diario La Razón. Son las enfermedades de los ojos las primeras en incidencia durante la época escolar con un 60% de presencia, por encima de la caries o las alergias. Es por tanto determinante, el diagnostico precoz por el medico oftalmólogo con el fin de que esta patología pueda ser corregida y no deje secuelas que persistan durante toda la vida, ya sean funcionales (pérdida de visión) y/o estéticas. Hay varios tipos estrabismo en cuanto a su origen, que podríamos simplificar para aproximarnos a su comprensión en dos: los primarios , mas frecuentes con una afectación del sistema motor de origen desconocido y que reconocen antecedentes familiares en un gran porcentaje de ellos y los secundarios provocados por otro tipo de patología neurológica (paralíticos) u orgánica (tumores, malformaciones, etc..). También los estrabismos podemos diferenciarlos por la dirección de su desviación: horizontal o vertical; si desvía el ojo hacia dentro (convergente) o hacia fuera (divergente); si conserva el mismo grado de desviación en cualquier posición de la mirada (comitante) o si varia éste (incomitante); y finalmente si se acompaña de sustrato acomodativo puro (refraccionales) o mixto (parcialmente acomodativos). En cuanto al tratamiento comenzaremos con la oclusión mediante un parche ocular que se alternara penalizando en mayor grado el ojo dominante para forzar el uso del dominado (torcido). Simultáneamente pondremos gafas y corregiremos mediante dilatación (cicloplegia) los defectos de refracción ocultos que potencian la mala calidad de visión para buscar el equilibrio binocular y la alternancia. Es frecuente y hay que advertir a los padres que ahora empezara a bizquear con los dos ojos cuando antes lo hacia con uno solo, ya que al romper la dominancia ocular el niño alterna y en ocasiones ve doble, lo cual produce desasosiego en la familia. Así mismo les pediremos que nos informen acerca de la posición de la cabeza, puesto que la tortícolis ocular es un fenómeno compensatorio vicioso en este tipo de enfermedad. Cuando esto se ha conseguido estabilizar, recurriremos a la microcirugía ocular sobre los músculos del ojo que están por debajo de la conjuntiva insertados por tendones al globo ocular, buscando el fortalecimiento de algunos de ellos y el debilitamiento de otros con el fin de cambiar la dinámica del ojo y lograr un mejor alineamiento. Aunque es un procedimiento seguro, tiene los riesgos implícitos de cualquier cirugía que precisa de anestesia general y de la que el médico oftalmólogo u oculista especialista tendrá que informar detenidamente a los padres antes de firmar su consentimiento. Desde que el oftalmólogo canadiense Scott emplease la infiltración local de toxina botulínica a finales de los 70, la hemos usado de forma complementaria con el fin de producir bloqueos musculares que potenciaran nuestro tratamiento, sin embargo, no ha satisfecho las expectativas que si se han cumplido en el campo de la Oculoplástica (Botox), cuyo efecto sobre la estética facial todos bien conocemos. Es necesario igualmente aclarar que la intervención quirúrgica es necesaria pero que no resuelve de manera definitiva el problema. Puede ser necesaria una segunda o tercera reintervención, tendrá que seguir usando sus gafas y será fundamental la confianza y el diálogo mutuo padres-oftalmólogo en el tiempo necesario para completar la terapia con éxito. El resultado final casi siempre termina con éxito: conservación de una buena visión con ambos ojos, estética satisfactoria, etc.... si bien, siempre vendrá condicionado por la precocidad en el diagnóstico y por la constancia y eficacia en las distintas fases que dura el tratamiento. Por eso, no debemos cansarnos en reclamar mayores campañas de prevención y un mayor grado de información de la población. Aunque para nosotros este tipo de microcirugía ocular ha sido práctica habitual durante más de 25 años y se ha avanzado mucho en su técnica, no debemos minimizar su importancia pues, como bien precisa el profesor Barraquer, la experiencia nos dice que éstas pueden surgir en cualquier momento en incluso llevarnos de manera excepcional a la ceguera (cosa que no ha sucedido nunca dentro de nuestra casuística). En definitiva y como bien dejó constancia el Dr. Marañón: "la cirugía es el fracaso de la medicina", en el sentido de que si fuese posible el tener que recurrir a "cortar por lo sano".